lunes, 13 de julio de 2009

La Casita de Tucumán

Voy de la cocina al comedor. Encuentro cosas para hacer, aunque sin sentido. Está todo acomodado desde que llegué. Fué la obsesión por el orden me obligó a dejar todo así. Vivo en Tucumán hace 4 años ya y mis sentimientos hacia esta provincia son ambivalentes. Por ratos, le encuentro ventajas y cosas que no podría encontrar en otro lugar, pero ninguna se limita a un espacio o a alguna persona. Simplemente, parecen ser ideas de lo que es, pero no lo que es.

Me robaron 3 veces la billetera. Una vez en el colectivo, y acompañado de un roce desagradable.

Otra vez, en la puerta de la casa de una compañera de la Facultad. La tercera, a los golpes y a tirones.

Voy caminando por la 25 de Mayo, y me cruzo con floggers de 8 años. A veces pienso que en mi otra vida hice algo muy malo para terminar viviendo acá. O que secretamente estoy internada en una gran ciudad psiquiátrica, en donde somos todos locos, pero con cargos jerárquicos y nos miran desde otra provincias como en The Truman Show. Pero claro. Puede que la loca sea yo nomás.

Para la parte turística, Tucumán es "El Jardín de la República". Es mentira. Es como cuando los salteños promocionan La Quebrada de Humauaca como suya y los jujeños se enojan. Es mentira. No es el Jardín de la República. Hay selva, sí. Hay verde, también. Pero es horrible. La capital se encuentra hundida en el medio: no corre aire, hace calor, el clima varía de un extremo a otro... Mientras, hasta que llegue el frío... transpiramos lo más que podemos.

He vivido en 5 lugares distintos. 4 de ellos se encontraban en Barrio Norte. La diferencia entre barrio norte y barrio sur es básicamente las expensas, los servicios, las distancias, etc. Barrio Norte es caro. Es verdad. Pero es una garcha también. El sistema de cloacas está colapsado por la demanda de viviendas y las cucarachas abundan. Poco falta que uno de estos días vuelva a casa y me reciba una de ellas diciéndome "Dale, vení... hacéte amiga". De más está decir que el calor y la humedad las hace mutar y por esto, las cucharachas tienen el tamaño de un zapato. Algunas otras, el tamaño de un skate.

Un consejo al estilo "Traveller's Beware" es pedir ticket en cada lugar al que vayas. No importa qué hayas pedido, siempre te van a cobrar unos cuántos pesos de más.

A veces pienso: es comprensible que la gente sea antipática. (Cometería un grave error si generalizara las ideas y dijera que son todos. Es verdad: no son todos, pero son varios.) Están invadidos por miles y miles de estudiantes de todas las provincias imaginadas, inclusive de otros países. Pero no se puede negar: académicamente es la única posibilidad de estudiar una carrera de grado en el NOA. Por, eso se merecen un "perdón".

Aún así, uno aprende a querer a esta ciudad. Soy, en el fondo, tucumana por adopción.

2 comentarios:

Descongelando Sonrisas dijo...

que bueno que en el fondo la querés. Yo vivo aca desde que tengo exisntencia, habiando pasado por Salta La linda un par de años.
Yo amo tucuman, con sus cloacas, cucarachas tamañao skate, los cortes de calle sin sentido, los robos, los antipaticos, barrio norte y barrio sur, el bajo y esas casas abandonadas, las vias del tren al pedo y los grafitis subencionados por el Estado abajo del puente de la 24. Amo Tucumán hasta con esa ley de las 4 am.

Te queria contar eso no más.
Que estés bien!

Marla Singer dijo...

descongelando sonrisas: yo te entiendo. uno siempre va a amar su casa. yo tuve malas experiencias, y es por eso quizás que la veo así. Me costó mucho el desarraigo y sentirme perdida a las 4 de la mañana en la terminal es algo que no a todos nos pasa. Pero sí, a pesar de todo, la quiero.