Lo que no nos damos cuenta -al menos en el mismísimo momento- es que el Otro, es el que nos sirve el café, el que nos cobra el cospel o el que nos cuida el auto en el estacionamiento.
Y a veces uno se pregunta por qué el café vendrá tan espeso, por qué el chofer nunca tendrá los 60 centavos (o 10, en Tucumán) de vuelto o porque el auto tendrá ése maldito rayón que lo atraviesa desde el capot hasta el faro trasero.
Si nos subestimamos mutuamente, no creo -honestamente- que esto vaya a funcionar. Hagamos las paces, mejor.
*Conclusión: una mal cogida puede alterar el equilibrio social.
3 comentarios:
Me mató la conclusión!
es así!
no mas vueltas que darle al asunto.
jajajaja
la imagen me encantooo
Hay dias sospechosamente lights..
No hay que confiar en esos dias.
Un saludo, me voy a dormir
;)
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