Sin tener mejor cosa que hacer, María pensó en las millones de veces que dijo "No sabés lo que te perdés".
A veces, lo quería expresar en otras palabras, pero lo único que conseguía articular era un vos te lo perdés arrebatado.
Muchas veces lo había dicho por bronca, por desesperación, por tratar de incitar a alguien que le dé con ese gusto que en el fondo se consideraba capricho. Pero cada vez que lo decía, naturalmente lo creía.
Su seguridad se caracterizaba por ser exorbitante e indiscutible. Pero esta vez las cosas distaban de ser como lo eran en un principio.
Esta vez no era como las otras por que, esta vez, él le había ganado de mano. Sin que le tiemble el pulso le dijo el "vos te lo perdés" que ella tantas veces había dicho con tanta confianza y decisión.
En ése momento todo comenzó a cerrar: ¿y si era ella la que se perdía todo lo
A veces, lo quería expresar en otras palabras, pero lo único que conseguía articular era un vos te lo perdés arrebatado.
Muchas veces lo había dicho por bronca, por desesperación, por tratar de incitar a alguien que le dé con ese gusto que en el fondo se consideraba capricho. Pero cada vez que lo decía, naturalmente lo creía.
Su seguridad se caracterizaba por ser exorbitante e indiscutible. Pero esta vez las cosas distaban de ser como lo eran en un principio.
Esta vez no era como las otras por que, esta vez, él le había ganado de mano. Sin que le tiemble el pulso le dijo el "vos te lo perdés" que ella tantas veces había dicho con tanta confianza y decisión.
En ése momento todo comenzó a cerrar: ¿y si era ella la que se perdía todo lo
bueno y no los demás como ella creía?